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'Hijos de África', un impactante relato sobre los niños esclavos en el sumidero del mundo

Julio Pérez del Campo y Carlos Bover presentan este domingo en la muestra SREC, en el Teatro Víctor Jara, su corto documental que aspira a ganar el Goya


En Benín los niños brujo y los niños esclavo son una sangrante realidad en uno de los países más pobres del mundo. Los directores españoles Julio Pérez del Campo y Carlos Bover se acercan este domingo, día 5 de noviembre (20.30 horas) a la 19º edición de la Muestra de Cortometrajes San Rafael en Corto (SREC) para presentar su trabajo 'Hijos de África', un crudo e íntimo relato de la realidad que padecen miles de niños y niñas en el citado país del África subsahariana y el Golfo de Guinea, que se encuentra prenominado a la 38º edición de los Premios Goya 2024 en la categoría de Mejor Cortometraje Documental.

Los dos directores repiten este año en SREC, en donde estuvieron el pasado año como ganadores del Goya al mejor corto documental por 'Gaza' (en el que denunciaban las difíciles condiciones de vida que sufrían y sufren los ciudadanos de la Franja de Gaza y de Palestina). Producido por Sealand Films en coproducción con IB3, al que se sumaron para su realización los fondos recaudados tras una campaña de 'crowfounding', 'Hijos de África' aborda la cruda realidad de Benín, puerto principal de África del que salieran los barcos de esclavos durante más de 300 años, que revive esta triste realidad en pleno siglo XXI.


Según Bover, «la venta de niños se ha convertido en una práctica habitual en el país. Se estima que cerca de 40.000 niños y niñas son vendidos o 'cedidos' todos los años. En algunos casos, estos niños acaban en manos de mafias y organizaciones que explotan su mano de obra en las minas y campos de Nigeria, en el mejor de los casos. Muchos de estos niños y niñas son explotados sexualmente e incluso existe un gran mercado de comercio de órganos, utilizados tanto para trasplantes ilegales como para rituales de la zona». Este documental pretende también «dar voz a la infancia de Benín, una generación que se reivindica así misma y que mira con gran interés el futuro y la transformación del país».


Silenciada


Pérez del Campo señala que eran conscientes cuando afrontaron el proyecto de las dificultades que comportaba abordar una temática tan arriesgada. «Por eso mismo lo hemos llevado a cabo. Las dificultades son las que normalmente hacen que este tipo de temáticas permanezcan silenciadas. Además de ser temas que las grandes productoras suelen ver como poco rentables (y es cierto, son poco rentables) los riesgos añadidos del viaje hacen que casi nunca se lleven a cabo», agrega. «Nuestra intención con este documental ha sido, en definitiva, que sea visto por el mayor número de personas posible; todos sabemos que son muy pocos los documentales de temática social los que llegan a amplios espectros de población».


«Nos ha movido el hecho de que la situación de África esté completamente silenciada, no conocemos apenas nada más allá de una visión muy negativa derivada de la tradición cinematográfica. La imagen que se tiene de estos países está completamente desvirtuad a y creemos de gran importancia conseguir que sean las propias personas del país las que nos narren su día a día para poder sacar a la luz algunas cuestiones sociales que, por otro lado, son invisibles y anacrónicas», sostiene Bover.


Tal y como enuncian en su cortometraje, «los siglos de colonialismo en el continente africano son la principal causa de la triste y dura realidad que viven actualmente países como Benín». Los directores también remarcan que hay que «ser conscientes de nuestro privilegio blanco para entender realmente la magnitud del racismo que impregna nuestro sistema y que ha cimentado y sostenido el desarrollo de Europa a través del expolio y el comercio esclavo en África».

'Hijos de África' se estrenó a principios de año en IbizaCineFest, reconocido como festival calificador a los Premios Goya. A día de hoy, ya cuenta con más de una quincena de selecciones en festivales y 4 premios, entre los que destaca el Premio Fugaz a Mejor Cortometraje Documental.


Disrupción cognitiva


La narración del cortometraje es una combinación de evocación e hiperrealismo, pretendiendo generar una disrupción cognitiva en el espectador en determinados momentos y tratando de tejer contradicciones entre la narración, la estética y la historia. Todo ello partiendo de un pensamiento del pasado, pasando por una realidad del presente, pero con la mirada fija en el futuro.


«Las ansias de libertad y emancipación quedan enterradas en una juventud que no puede desarrollarse y que se enfrenta a los horrores del sistema y lo peor de las tradiciones. Este es un punto clave, ya que Benín es un país con una cultura impresionante, muy diferente al resto. Esta cultura es en algunos casos mal interpretada llevando al extremo algunos de los rituales más perversos de su tradición, véase el Vidomegon o los niños brujos», apunta Carlos Bover.

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